La “cosa”

Matías de la Puerta

Hace poco entré en un bar donde tenían colgado un cartel que cito textualmente:

“En este establecimiento queda prohibido hablar de la cosa”.

Para los que no hayan leído entre líneas, este inteligente restaurador lo que prohíbe realmente es hablar de la crisis, haciendo alusión a frases que desgraciadamente se han convertido en populares (como esta la cosa, que mala esta la cosa, como la cosa no cambie…, etc.)

En un primer momento, aquel cartel, me saco una sonrisa y evidentemente alabo el ingenio del restaurador, pero minutos más tarde  entendí la aplicación que puede tener una frase tan sencilla en nuestro contexto y situación. Cuando hablas con tu entorno laboral, bajo un velo de negatividad que cubre la conversación y en un difícil ejercicio de objetividad entiendo que estamos esperando que llegue alguien, que no sabemos bien quién es. Quizás un erudito, que nos dará el pistoletazo de salida para empezar a construir, de ahí, que escuchamos frases como: cuando la crisis se acabe…, en el momento que se reactive la cosa…etc. Todo el mundo espera al misterioso erudito que diga: “la crisis se ha terminado” y entonces nos pondremos manos a la obra a trabajar como posesos.

Si hacemos un análisis de las conversaciones de nuestro diario profesional, encontraremos argumentos comunes en todas, como los malditos bancos, el gobierno, lo laboral, y miles de excusas para auto convencernos de lo poco que vale la pena trabajar. Y lo más terrible es que estos son los valores que estamos sembrando en nuestra sociedad, sociedad egoísta que supo vivir los buenos momentos, simplemente porque creían firmemente en que eran buenos, para quejarse en los malos.

Realmente somos como adolescentes mal acostumbrados, que no cedemos a bajar nuestro nivel de vida, que no aceptamos un trabajo por menos de lo que lo tuvimos, que no aceptamos vivir una realidad, porque nuestro miedo al esfuerzo, al sacrificio y a la austeridad nos animan a quedarnos en el cómodo pasado antes de asumir nuestra propia realidad y ponernos como locos a trabajar duro, con ilusión y mucho sacrificio.

Después de una investigación rigurosa de cinco minutos, os confirmo con toda certeza que el erudito que tiene que dar por terminada la crisis se ha quedado en su casa viendo “sálvame” (un gran negocio que vive de vuestras penas y exquisitos valores), por lo que os ruego que no lo esperéis y la deis por terminada vosotros mismos.

Cuélgate el cartel de nuestro ingenioso restaurador en el pecho, huye de los perdedores que a día de hoy no hayan entendido que se han quedado obsoletos, que la crisis ha pasado de moda y que solo se permite hablar de negocio. Disfruta de tu llegada a casa, porque has hecho todo lo que esta en tus manos, pero no te conformes con eso y guarda energía para hacer feliz a los que te rodean.

Acostúmbrate a palabras como sacrificio, trabajo, austeridad, ilusión y gracias. Porque sin duda son las que te diferenciará del resto de competidores. No dejes que pase un solo día sin dar las gracias por lo poco o mucho que tienes.

Entre Tú y Yo, dejemos que esos niños malcriados protesten de su sombra, inventen conspiraciones contra ellos mismos, culpen a la crisis, al gobierno y merienden con sálvame. Nosotros tenemos un objetivo diferente.

Gracias, a todos los que os levantáis con ilusión y ayudáis a los que la perdieron.

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1 respuesta

  1. Manolo Vidal dice:

    Muy bueno tu post!!

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