Busco vendedores
Indudablemente después de catorce años en el sector de las telecomunicaciones puedo afirmar que soy comercial, soy jefe de equipo, manager, director general y socio de una empresa que se fundó a finales de 2007.
Empecé la Ingeniería Técnica Superior de Agrónomos, y digo empecé, porque nunca llegué a terminarla para disgusto de mis padres. Sí tengo que reconocer que fue una experiencia positiva y sin la cual hoy no estaría dirigiendo mi empresa, ni habría conocido a la madre de mi hijo. Soy un convencido de que las personas se hacen a base de las experiencias vividas.
A lo largo de mi carrera profesional he tenido la suerte de relacionarme con todo tipo de profesionales y he podido observar como los estudios, y en particular ingenierías y masters, los distingue con la capacidad de archivar experiencias de una forma ordenada, ampliando así su destreza profesional a la hora de analizar y tomar decisiones. Por lo que soy consciente, que al no disponer de dichos estudios, he tenido que vivir más experiencias que otros compañeros de profesión para adquirir dicha capacidad. Pero estoy seguro de que mi presente no hubiera sido el mismo, sin haber vivido y sufrido todas las experiencias que te aporta el crecer profesionalmente en una exigente jerarquía de ventas.
En España abundan los ejecutivos, los consultores, responsables de marketing y muchos más profesionales que temen ser comerciales, pero que realmente han sido contratados para este menester. Quería pensar que estaba acotado al seno familiar, cuando uno de sus miembros anuncia su primer puesto de trabajo de comercial, y experimenta el rechazo con argumentarios del tipo; “para eso has estudiado”, “tu vales más”, “sabes dónde te metes”. Pero este input negativo ha conseguido establecerse hasta en las empresas de selección, que hoy en día ya no demandan comerciales ni vendedores, sino que prefieren azucarados como consultores, ejecutivos, responsables de marketing e incluso ingenieros de ventas.
Estamos provocando una confusión en el mercado laboral, por no llamar a las cosas por su nombre. Y lo más preocupante es que nuestra sociedad está olvidando los valores, esta desprestigiando puestos de trabajos, y se permite la libertad de criticar una profesión que revolucionó la economía y las comunicaciones.
“Los fenicios, los primeros grandes comerciantes de la historia, por necesidad, se convirtieron en grandes navegantes, primero para visitar lejanos países buscando nuevos mercados para vender en las factorías que iban fundando en las tierras que visitaban. Los fenicios fueron los primeros en navegar las costas del Mediterráneo y llegaron hasta España. Una leyenda asegura que se asentaron en Gadir (Cádiz) hacia el 1100 a.C, porque los augurios fueron buenos, pero la realidad era que Gadir estaba enclavada en una región privilegiada: dominaba el Estrecho de Gibraltar y tenía muy cerca los yacimientos de cobre y de estaño. Desde ahí, podían explotar las minas y ejercer el comercio de los dos más importantes metales de la época: el cobre y el estaño»
El cliente siempre tiene la necesidad de comprar, pero no lo atacamos como es debido y éste se aburre de que le informen porque necesita que le vendan. Si eres empresario necesitas comerciales para levantar tu negocio y si eres comercial necesitas personalidad para asumir tu rol. Debemos de olvidarnos de los “azucarados” y dedicarnos a lo práctico, llamar las cosas por su nombre y tener muy presente que lo que toca es trabajar y vender.
vendedor, ra.
(Del lat. vendĭtor, -ōris).
1. adj. Que vende. U. t. c. s. (Real Academia Española)
comercial.
1. m. Persona que profesionalmente gestiona por cuenta ajena, mediante comisión, operaciones de venta u otras transacciones. (Real Academia Española)
Teniendo personalidad y no más lejos de la realidad un anuncio para reclutamiento de vendedores debería decir algo así:
Empresa comercial exigente y seria, que desarrolla su actividad en un mercado muy competitivo y maduro, necesita vendedores con capacidad de sacrificio, constancia y talento para desarrollarse profesionalmente.
Sinceramente, no creo que ningún ejecutivo, ingeniero de ventas o consultor se inscriba en esta oferta de trabajo.
Yo me considero comercial desde hace 20 años, y me siento orgulloso de serlo, incluso cuando he desarrollado otras responsabilidades en las empresas donde he prestado servicios o en la mia propia me he sentido con un fuerte espíritu comercial. Defendamos nuestro rol como dice Matias y sintamonos orgullosos del trabajo que desempeñamos, sin el cual la mayoria de las empresas no podrian evolucionar en sus proyectos empresariales. El esfuerzo, la constancia y la honradez siempre dan su fruto en nuestro trabajo comercial.
Sr. Matías, magnífica reflexión. No puedo estar más de acuerdo… Es más, el vendedor debería estar muy orgulloso de su profesión, ya que son muy pocos los que consiguen construir una Carrera de éxito. Te diría que es más fácil encontrar un buen ingeniero aeronáutico que un buen vendedor…
Fuerte abrazo!
Esta es la realidad!
Pura reflexión sobre la realidad.
Un saludo.
Magnífica entrada,
Oficios hay cuatro mal contados, «trabajos», miles. Todos los mercados, incluso el laboral, son esclavos de las apariencias por propia naturaleza, ya que no dejan de ser lugares donde han de cortejarse oferta y demanda.
Un abrazo.
Muy buena la reflexión!!
Soy consultor de ventas y además vendedor, y no tengo ningún reparo en llamarme consultor, pero por ello especifico «de ventas».
Hoy en día, las necesidades de mercado imponen (o por lo menos a mí me lo parece) que se utilice la palabra consultor.
Como decía Groucho Marx: Citadme (consultor) diciendo que me han citado mal.
Me alegra leer siempre artículos que defienden lo que me gusta llamar «cultura comercial» que tan necesaria es en cualquier momento, como al que se refiere el autor del post o entrada al de los fenicios, grandes comerciantes por lo visto.
Lo que demando y pido es que salgamos de nuestros ámbitos de actuación comercial y lo expongamos como bien dicen el resto de compañer@s en comentarios y el propio autor, con pasión y convencimiento, en el lenguaje que hablan el resto de personas con las que convivimos y a veces hasta les vendemos.
Eso es lo que yo hago y animo a todas las personas vendedoras a hacerlo, para que se extienda y se vea como una manera más e igual de noble que cualquier otra de ganarse la vida.
Ánimo y a (vender) compartir nuestra cultura vendedora. Saludos.