Alerta a las fugas de energía innovadora: el miedo a fracasar
Las buenas ideas no siempre tienen éxito. Por este motivo, las personas con mucho miedo a fracasar no es fácil que se arriesguen. Su valiosa energía innovadora se perderá. Esto le convierte en uno de los mayores enemigos a los que se enfrenta la innovación.
¿Quieres aprender a gestionarlo con eficiencia? ¿El tuyo y el de aquellos que te rodean? ¿No gestionas con eficiencia la energía de tu casa? ¿Al igual que las empresas? Lo contrario puede salir muy caro…
El miedo no es malo, el problema es no saber gestionarlo. Frente a él, podemos poner en marcha distintas estrategias. Podemos intentar eliminar la amenaza. Por supuesto, también podemos huir. Si está a nuestro alcance hacerlo serán opciones válidas en muchas ocasiones. Sin embargo, no siempre es posible acudir a ellas. Por ello, si decidimos (o tenemos que) enfrentarnos a él será importante conocer su mecanismo fisiológico de funcionamiento.
El miedo influye sobre nuestra bioquímica. Cuando sentimos miedo se producen descargas de adrenalina que nos ayudan a atacar o a huir. Esta hormona aumenta nuestra presión sanguínea, fortalece nuestros músculos y nos prepara para la fuga. Además se modifica nuestra respiración. Cuando el miedo nos ataca, pasamos a respirar de forma entrecortada y con mayor dificultad. Podemos llegar a sentir sensación de ahogo.
¿Qué hacer si nos invade? ¿Qué hacer si sentimos un miedo irracional? El primer paso será reconocerlo. Hay que hacerlo consciente porque, como subrayaba Dale Carnegie, famoso escritor estadounidense: “El miedo no existe en otro lugar que la mente”.
El segundo paso será encontrar su explicación. Si comprendemos por qué surge, por qué nos invade y por qué nos paraliza, bajará su intensidad. De hecho, para Marie Curie, la única mujer que ha recibido dos premios Nobel: «dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender».
En este proceso la respiración juega un papel esencial. Si logramos controlarla y devolverla a la normalidad podremos reducir el nivel de miedo e incluso trascenderlo. Si además lo complementamos con una actividad física que genere endorfinas (caminar, correr, etc.) podremos liberar las hormonas que nos tensionaron.
Por ello, si forma parte de su vida o de la de su equipo ya sabes por dónde empezar…