¡Sonríe! La cara sigue siendo el espejo del alma.
La cara es parte esencial de nuestra comunicación tanto verbal como no verbal. A ella se dirigen casi siempre las primeras miradas de nuestros interlocutores, buscando nuestros ojos. Aunque antes que los ojos nos encontramos con los labios, la boca. La forma de coordinar todos esos elementos y sus movimientos dirá mucho de nosotros. Generalmente no caemos en la cuenta de que la persona que nos está mirando nos escruta sin que ella sea consciente de que nos está sometiendo a ese exhaustivo examen.
En menos de un segundo se ha hecho una primera idea de nosotros. Debes prestar mucha atención a las expresiones faciales de la persona con la que estás hablando. Piensa que la mayoría de estas expresiones son universales y valen en casi todos los lugares del mundo, independientemente de la cultura, posición social o creencias religiosas. La gente muestra sus sentimientos del mismo modo en España que en Argentina o California.
En el mundo de los negocios, muchos de nosotros hemos sido entrenados para conservar ‘cara de póquer’, con el fin de no mostrar nuestras posiciones y límites reales en una negociación. Sin embargo, nadie puede controlar totalmente esos pequeños músculos que rodean los ojos, los agujeros de la nariz, la boca y la barbilla.
Un experto en leer estos movimientos llevará mucha ventaja sobre el resto en cualquier negociación. Y en la cara hay algo que siempre nos llama la atención, la sonrisa. Sonreír es un arma para lograr captar la atención, gustar y encandilar a la persona que tenemos enfrente.
Una buena sonrisa hace milagros y nunca está de más.
Incluso en un funeral es bueno sonreír siempre que no confundamos la sonrisa con la risa. Cuando sonreímos es como si estuviésemos mostrando nuestra alma y dejando que todo el mundo perciba que es un alma limpia. Cuando tenemos cara de pocos amigos estamos haciendo justo lo contrario. Nos estamos poniendo, inconscientemente, a la gente en contra. Con la sonrisa transmitimos cercanía y tranquilidad, y resulta mucho más fácil ganarse a la gente que sin ella.
Cuando hablas en público o te diriges a alguien tienes que intentar sonreír en todo momento. Pero igual que en el funeral, piensa que no es lo mismo sonreír que reír. Aprovechar las armas que facilita la sonrisa que te permitirá influir positivamente en el ánimo de tu interlocutor. Claro, siempre que esa sonrisa acompañe a las circunstancias en las que nos encontramos. Porque por mucho que un atracador te sonría, no va a conseguir caerte bien. Es más, puede que pienses que se está burlando de ti. Aunque también es cierto que probablemente te transmita menos temor si te está sonriendo mientras te pone la navaja en el cuello que si tiene cara de asesino despiadado. Aunque como él estará a su ‘trabajo’ y no pendiente de ti, lo más probable es que ponga cara de asesino para lograr sus objetivos antes y con menor resistencia. Y su objetivo está claro, aligerarte la cartera.