«La tecnología, sin hábitos, es un arma de destrucción productiva»
Berto Pena es, sin duda, uno de los mayores expertos en productividad de los que tenemos en nuestro país. Tras dos décadas fundando empresas y proyectos on line, decide dar un giro en su carrera y comienza a trabajar en su propio método para mejorar la productividad, que dejó negro sobre blanco en su libro “Gestiona mejor tu vida”. Hoy, además de gestionar su exitoso blog ThinkWasabi, ofrece charlas y seminarios, imparte cursos on line y ayuda a las empresas a mejorar su productividad.
¿Existe algún tipo de “test”, por llamarlo de alguna manera, que nos diga si somosproductivos o no?
Como tales yo he visto varios por Internet, pero siempre me han parecido absurdos. Creo que el mejor termómetro para medir la productividad eres tú mismo y también lo que te rodea (proyectos, familia, compañeros, clientes…). Nadie mejor que tú sabes si navegas o naufragas, si vives o sobrevives, si avanzas o si solo te mueves, si disfrutas del trabajo o si solo estás, si consigues resultados y construyes o si tachas días en el calendario.
Para mí «ser productivo» no es el fin. De hecho, en el fondo, nunca me ha importado. Yo quiero ser productivo por lo que me permite conseguir: mis objetivos, prioridades, metas, sueños… las cosas que de verdad me importan.
Pero el problema está en que la mayoría de la gente no se evalúa; no quiere tomarse la temperatura productiva. No quiere preguntarse si es productivo o no, cómo está haciendo las cosas, qué podría cambiar. Y si llega a plantearse eso, muchas veces luego se queda en el «no hago nada». El test o el termómetro sólo dice si las cosas van bien o mal. Y eso es sólo el primer paso del camino.
¿Qué problemas detectas cuando te contrata una pyme para optimizar su productividad?
Al cabo del año visito muchos tipos de empresas, de todos los tamaños, colores y sabores. Y en todas se repiten casi siempre los mismos problemas. Pero hay tres que se llevan la palma: interrupciones, reuniones, Email.
Naturalmente que hay otros problemas, pero esos tres siempre aparecen. Y qué casualidad que los tres tienen que ver con uno mismo, y a la vez con el trabajo en equipo.
A mi modo de verlo, la raíz de esos y el resto de problemas, está detrás de algo que necesitamos reconocer y atajar cuanto antes: nadie nos ha enseñado a trabajar. Ni individual ni colectivamente. Y cada año que pasa es más difícil trabajar y colaborar con otros.
Esos problemas que sufrimos (además de los mencionados: falsas urgencias, distracciones, falta de planificación, desorden, procrastinación, multitarea…) no son más que la consecuencia de la falta de hábitos de trabajo. Pagamos un alto precio por empeñarnos en trabajar por las bravas.
Trabajar duro, en el siglo XXI, ya no vale para nada. Antes hay que trabajar de forma inteligente.
Ha desarrollado un método propio para mejorar la productividad ¿Puede ofrecernos alguna pincelada?
Yo, al menos ahora, no lo llamo método. Decir «método» suena a «te lo doy, lo aplicas, y triunfas». Y, al menos yo, no puedo darte eso. Lo que sí tengo es una serie de hábitos y gestos diarios y semanales que, en conjunto y sumados, han logrado cambiarme a mí. Yo no digo cómo tienes que hacer las cosas, porque no sé quién eres, qué necesitas y qué haces. Yo comparto contigo unas claves que me han ayudado a mí… en la creencia de que pueden ayudarte a ti.
No podría enumerar todas las claves de mi «método», pero sí hacer alusión a la primera y la más importante. Algo que cada vez menos personas tienen claro: ¿Qué es lo que quieres?
Ante esta pregunta la mayoría de la gente responde «no lo sé» o «quiero hacer un montón de cosas», «o tener éxito». O algo parecido. Con ninguna de esas respuestas podrás programar las coordenadas en tu GPS personal. La base de todo es marcar tus prioridades, objetivos, metas, sueños… llámalos como quieras. ¿Qué quieres hacer y conseguir? ¿Qué es importante para ti?
¿Qué es lo que NO quieres?
Si no eres capaz de responder con rotundidad a eso, olvídate de leer blogs o libros de productividad, o de instalarte tal o cual aplicación. Remarás sin llegar a ningún sitio.
¿El cúmulo de herramientas y soluciones informáticas nos ha ayudado a ser más productivos?
NO. Y lo digo con mayúsculas. Nos refugiamos en la tecnología buscando la vía rápida, la pastillita que nos haga guapos y delgados de la noche a la mañana. ¿Que soy improductivo e ineficaz?, pues me compro una tablet y me instalo cinco aplicaciones y ya calmo mi conciencia. Eso, a corto plazo, es echar gasolina al fuego.
La tecnología, sin hábitos, es un arma de destrucción productiva.
Cuando alguien me pregunta qué aplicación recomiendo para ser más productivo digo esto: hay una buenísima, que es versátil, potente, sencilla, además multiplataforma, multidispositivo y nunca caduca. Se llama Hábitos.
¿Existe una medida universal que sirva para mejorar la productividad en las pymes?
Sí. Invertir en cultura productiva. Crear, desde dentro de las empresas una serie de hábitos personales y colectivos que revolucionen la manera en la que hacemos las cosas. Un cambio tranquilo, gradual, medido pero extremadamente potente y transformador. Por ejemplo: si yo fuera directivo y tuviera un equipo a mi cargo, invertiría en crear una cultura de no-interrupción. Hábitos, pautas y reglas para aumentar la calidad del tiempo que pasamos en la oficina. En lugar de trabajar en una especie de campo de minas donde intentamos crear grandes ideas.
Los hábitos productivos pueden llegar a ser brutalmente transformadores: la empresa, con las mismas personas, mismos ordenadores, mismo horario y mismos objetivos y proyectos, puede ser extremadamente productiva… si cambia la manera en la que hace las cosas.
El «hay que trabajar mucho y duro» ya no vale para nada… Los grandes equipos se guían, entre otras muchas cosas, por una cultura productiva.
¿Ha influido la crisis económica / social en la productividad de las empresas? ¿Nos ha
hecho más consciente de su importancia?
Sí y no. Yo me encuentro empresas que son sensibles a esto y dicen: «tengo que conseguir más con lo que tengo… ¿y si hago que mi equipo trabaje mejor?» Esos invierten en crear esa nueva cultura productiva. Otros, optan por soluciones trasnochadas como echar broncas, prescindir de personal, etc. Al final, todo es cuestión de la visión que tenga quien lidera al equipo.
Yo puedo tener conmigo y durante años un equipo de gente muy preparada, capaz, habilidosa y motivada… pero si no trabajan bien, con buenos hábitos productivos personales y colectivos, entonces tendré un Ferrari circulando en segunda marcha toda su vida.