Nuevas tendencias de management: La felicidad del empleado
Cuando utilizamos la palabra felicidad, normalmente no solemos asociarla al trabajo, o mejor dicho, no solíamos asociarla porque desde hace unos años la felicidad se ha colado en el mundo de la empresa, y con razón.
A todos el sentido común nos dice que cuando nos sentimos bien rendimos más en nuestro trabajo: hacemos más cosas en el mismo tiempo, se nos ocurren más ideas, colaboramos mejor con otras personas… Pero no ha sido hasta hace unos años que esto empezó a estudiarse científicamente y las conclusiones son evidentes: Las personas que se sienten felices en su trabajo son hasta un 33 por ciento más productivas, además de estar más comprometidas con su trabajo y generar una atmósfera en la que los equipos aumentan su capacidad de logro hasta en un 40 por ciento.
A la vista de estos datos que proceden de múltiples estudios realizados en prestigiosas universidades como la de Harvard, muchas empresas están poniendo en marcha iniciativas para generar bienestar y felicidad en sus empleados. No en vano, en alguna de estas compañías ha aparecido una nueva figura directiva: el director de felicidad del empleado o el feel good manager.
Indudablemente, se trata de una tendencia que está en estos momentos dando sus primeros pasos pero que se irá incorporando poco a poco a la cultura y la vida de las empresas. Hemos entrado de lleno, y con una velocidad asombrosa, en la que ha dado en llamarse economía de la innovación en la que las empresas tienen una enorme presión para estar en permanente proceso de transformación y de creación de lo nuevo. Si no lo hacen, en cuestión de meses, no de años como ocurría antes, son eliminadas del mercado.
En estas circunstancias, ahora más que nunca, la empresa necesita del mejor talento para sobrevivir y tener éxito, y que éste talento rinda al máximo de su potencial. Y aquí es donde la felicidad entra en juego porque cuando nos sentimos felices es cuando se despliegan todas nuestras capacidades en toda su amplitud. Se han hecho estudios en los que se medía la relación entre el estado emocional y la capacidad para resolver problemas complejos, y los resultados no dejan lugar para la duda: el rendimiento intelectual aumenta considerablemente cuando la persona se siente bien.
Pero es que el tema no queda ahí. Las empresas en las que hay un mayor nivel de felicidad del empleado muestran unos ratios de satisfacción y de fidelidad de sus cliente mayores, lo que se traduce directamente en sus beneficios presentes y futuros. Esto no es de extrañar porque cuando nos sentimos felices transmitimos esa felicidad y “buen rollo” no sólo dentro de la empresa sino también a los clientes. Además, nos enfocamos más en su satisfacción y tenemos una actitud más positiva y proactiva.
En definitiva, que el término felicidad del empleado, que hace apenas una década parecía la unión de dos palabras antagónicas, ha llegado a nuestra vida para quedarse y veremos cómo cada vez más empresas ponen en marcha iniciativas en este sentido. Incluso algunas de ellas incorporarán a su comité de dirección al director de felicidad del empleado.
Juan Manuel Martín Menéndez
Director ejecutivo TBDO
Twitter: @jm_martinm