Potencial: cambiando las reglas del juego.

Enrique Llimona Valonero

Es curioso que cuando hablamos de potencial nos solemos referir a algo que está por llegar… potencial hace referencia a nuestro futuro…

Cuando hablamos de potencial solemos hablar de algo que se tiene o no se tiene. Hablamos de él como si se tratara de una posesión, un billete de lotería premiado (en el caso de alto potencial), un seguro contra el fracaso.

Sin embargo, a mi me gustaría llevar la contraria (para variar) a esta tendencia existente en el mundo de los RRHH de colgar etiquetas a las personas como si se tratasen de jamones serranos (esta persona es un 5J, pata negra, etc.).

¿Y si el potencial fuera algo dinámico? Imposible, diría más de un gerente de alguna consultora de RRHH. No puede correr lo mismo una persona con las “patitas cortas” que una persona de complexión atlética. La cuestión, según yo lo veo, no es a la velocidad, a la que es capaz de correr dicha persona sino que, quizás es algo más compleja.

Digamos que yo creo que el potencial de una persona, no sólo está ligado a sus “cualidades”, sino a la voluntad de ponerlas en práctica. Con esta pequeña matización se cambian las reglas del juego, ya que dependerá de lo “hambrienta” o displicente que se muestre la persona en cuestión lo que, en parte, determine sus resultados.

Por ejemplo, una persona de complexión atlética puede tener menos potencial que una con las piernas cortas, si su interés por las carreras es escaso o nulo.

Luego en el potencial, según mi modo de verlo, no sólo queda influido por las cualidades inherentes a la persona, sino también por el deseo que dicha persona tiene de exprimir lo que posee.

Son múltiples los  ejemplos de personas que, aunque aparentemente no evidenciaran un alto potencial, a posteriori se han revelado como ejemplos de superación constante…seguro que si nos ponemos a pensar todos podemos recordar a alguien de esas características.

Pero… ¿Qué es lo que hace que una persona tenga la voluntad de ponerse en marcha? ¿Qué determina el nivel de entrega de cada persona? Desde mi punto de vista el nivel de intensidad es determinado por la existencia de una de las necesidades básicas humanas…la certeza.

Dependiendo del nivel de certeza que una persona tiene sobre la consecución de determinadas  metas, así es el nivel del esfuerzo empleado.

Yo llamo certeza al nivel de seguridad que una persona tiene sobre la realización de acontecimientos futuros,  hasta el punto de llegar a asumir que entre el momento actual y la realidad cierta esperada y futura lo único que la separa es …”tiempo y acciones”.

¿Entonces? ¿Qué es lo que determina que tengamos un alto nivel de certeza sobre la consecución de algo?  La firme creencia que hay algo ahí para nosotros que nos pertenece y que está esperando, a que lo hagamos realidad.

Un ejemplo claro e interesante de lo que estamos comentando es el que explica un importante empresario norteamericano en su entrevista con Anthony Robbins.

En dicha entrevista el recuerda como con 21 años apenas tenía dinero para pagar la parte del alquiler de su piso de estudiante.  Ya hacía dos años que trabajaba en el videoclub de la esquina de su bloque de pisos y siempre tenía encima del mostrador un ejemplar de la revista cars.

Cars era una revista en la que aparecían los últimos modelos de Porsche del mercado. Un día el dueño le preguntó por qué compraba sistemáticamente esa revista y marcaba con un círculo rojo determinados modelos de Porsche. Él le contestó que estaba haciendo una comparativa para averiguar cuál sería el Porsche que se compraría.

Nuestro empresario nos comenta que la carcajada del dueño del videoclub no se hizo esperar…seguidamente le puso la mano en el hombro amistosamente y le comentó que, por favor, no se hiciera eso a sí mismo. Que fuese realista…

Tres años después, comenta nuestro personaje, una de sus mayores satisfacciones vividas fue aparcar su nuevo Porsche 928 Carrera delante del supermercado que estaba junto al videoclub para comprar. Al regresar al coche había un grupo de personas a su alrededor admirándolo, entre las que se encontraba el propietario del videoclub. Cuando vio que se montaba en el coche no pudo más que decir…hay personas con suerte…la suerte de tener un papá con dinero y que además te deje su coche. Nuestro amigo no pudo más que sonreír…nunca llegó a contestar.

Nuestro joven emprendedor comenta en dicha entrevista que nunca dudó que ese Porsche un día fuera suyo y que, precisamente por ello, se trazó un plan para conseguirlo. Posteriormente se propuso montar una empresa de transporte por carretera, no dudó en que montaría una de las mayores empresas a nivel nacional…hoy preside una de las compañías logísticas más competitivas de EEUU.

Lo que hay detrás de un claro sentimiento de certeza es la existencia de una creencia firme de que sólo tiempo y esfuerzo nos separan de los objetivos que nos proponemos.

Es por ello que pienso que las personas, en cierto modo, tienen el potencial que escogen tener en base a decisiones que toman o que dejan de tomar. Personas con bajo potencial son personas con poca certeza, creencias débiles u objetivos poco ambiciosos.  Cuando decidimos de forma consciente conseguir algo … cuando eso pasa…. es entonces cuando de verdad sale a relucir nuestro verdadero potencial.

Cuando no pasa, sólo intentamos pasar de puntillas para no quebrar el suelo sobre el que nos mantenemos en pie.

Cuando no pasa, aprendemos a ser suaves con nosotros mismos y a culpabilizar a los demás de nuestros resultados.

Cuando no pasa,  entramos en un ciclo de dependencia en el que delegamos a las personas que nos rodean la responsabilidad de luchar por los resultados que nosotros mismos deberíamos perseguir para conseguir hacer realidad nuestros sueños.

Cuando no pasa, vivimos con el miedo de perder lo que tenemos y romper de esta forma el falso equilibrio en el que vivimos. Día a día hacemos malabares intentando minimizar el esfuerzo que empleamos en lo que hacemos sin perjudicar nuestro estándar de vida.

Sin embargo, cuando somos capaces de diseñar con detalle nuestro futuro y apasionarnos con aquello que queremos conseguir, entonces estamos “enchufados” y nuestras acciones serán una consecuencia evidente de nuestro nivel de convicción….los resultados acabarán apareciendo y generando a su vez una motivación que reafirmará nuestras creencias sobre cómo cada uno es capaz de escribir su propio futuro…potencial en estado puro.

Enrique Llimona Valonero

Enrique Llimona Valonero

ACTIVIDAD ACADÉMICA

Diplomado en Ciencias Empresariales (Universidad de Sevilla). Licenciado en Ciencias del Trabajo (Universidad de Huelva). Diplomado en Dirección de Empresas (Instituto Internacional San Telmo).

ACTIVIDAD LABORAL

1999 Midec Servicios: Gestor de Cuentas. 2001 Instituto Británico de Sevilla: Responsable de Marketing. 2002 Iturri, S.A: Comercial. 2006 Dopp Consultores, S.L: Consultor.

ACTIVIDAD PROFESIONAL

Diseño y realización de programas de entrenamiento individuales, así como impartición de seminarios, conferencias y cursos relacionados con el desarrollo de competencias profesionales.

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