Irene Villa: «El mundo es como queramos verlo»

Entrevista a Irene Villa

El perdón ha sido el motor de vida de Irene Villa, una deportista que superó el horror con esperanza, amor y optimismo. Hoy nos hace saber que «el mundo es como queramos verlo», porque no existen límites para seguir avanzando, aunque el fracaso sea parte de nuestro camino. Estas palabras resonaron con fuerza en el MABS2017 y su intervención, junto a Ana Pastor, provocó un silencio interrumpido, en varias ocasiones, por fuertes aplausos.

Hemos tenido la suerte de entrevistar a Irene Villa, periodista de opinión, valores y felicidad, para conocer de cerca un ejemplo de transformación y resiliencia que puede acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida profesional.

Ante una crisis siempre hay un cambio, ¿qué podemos aprender para aceptar las nuevas situaciones?

La vida es una constante transformación, y más en la era en la que vivimos. El éxito de la felicidad en la infancia es que los niños se adaptan a todo, luego vamos creciendo y tu mente se hace más rígida, tus esquemas mentales hacen que te cueste más entender, ponerte en la piel del otro o ver las cosas desde otro punto de vista. Pero a veces no queda otra, hay que ver las cosas desde otras perspectivas. Y las crisis en las empresas son una continua transformación. Hay que saber adaptarse.

Cuando fracasamos personal o laboralmente, ¿crees que lo positivo es aprender de esa experiencia?

Yo creo que cuanto más bravo está el mar, mejor hay que nadar. Esa es una máxima en mi vida, porque estoy convencida de que si a mi no me hubiese pasado lo que me pasó no haría mil cosas de las que hago. Además tendría una vida mucho más de puntillas y superficial. Estoy segura de ello. No disfrutaría tanto de lo bueno y sí que me hundiría más ante lo malo.

Yo conozco a muchas personas discapacitadas con las que hago deporte y no te imaginas cómo se reinventan. En esa situación tienes que cambiar tu mente. Por eso siempre digo que no hay que tener miedo ni a la dificultad, ni al obstáculo ni a la crisis en la empresa porque eso va a crear un equipo de gente más preparada y más fuerte.

Todo el mundo podría decir que se conoce a sí mismo pero, ¿son las situaciones límite las que nos llevan a conocernos?

Claro, hay que conocer los límites pero no dejar nunca de intentar superarlos. Es verdad que siempre existen, en mi caso hay veces que las prótesis me limitan, pero soy yo la que trato de vencerlos. Yo siempre digo que la discapacidad viene genial porque cuando tienes límites físicos los límites de la mente desaparecen, que son los más limitantes.

El máximo poder está en nuestra cabeza pero es también quien pone las barreras.

Exactamente. Los pensamientos negativos, los que son cadenas en vez de alas, el miedo, las inseguridades, la tristeza, la culpa, la queja, eso lo tenemos las empresas a la orden del día, y ahora están trabajando mucho en curar esas barreras porque son verdaderos cánceres en las empresas. El verdadero cáncer no es una persona con discapacidad que viene a trabajar, sino las que no tienen esa discapacidad porque la tienen dentro. Yo siempre digo en broma que todos tenemos discapacidad; a veces se nos ve, y a veces no. Las que no se ven a veces es eso, la falta de autoestima, la falta de amigos, etc. El talento es importante, pero el talante es brutal. Yo creo que aporta más a la empresa el humilde, que quiere aprender y crecer, que el que cree que ya lo sabe todo. Por eso el jefe ha dejado de ser el jefe para ser el líder, un jefe es el que manda, un líder es al que siguen.

¿Crees que todos tenemos la capacidad para ser resilientes?

Creo que el ser humano es resiliente, pero ocurre, sobre todo, cuando eres pequeño. Creo que es innato pero cuando te vuelves mayor esa capacidad no lo conseguimos tanto por esa inmovilidad. Pero se puede trabajar o entrenar. Igual que tu cuerpo, puedes entrenar tu mente, tus pensamientos, etc. Hablar en positivo creo que es fundamental, por ejemplo. El lenguaje tiene un poder increíble.

Se puede entrenar la resiliencia en el sentido de “esto pasa por algo”. Por ejemplo, cosas graves en la empresa como que se caiga el sistema informático es una catástrofe, pero hay que aprender. Hay que aprender que no todo va ir siempre bien, lo importante es no hundirse   con ello, sino solucionar y sacar la mejor versión del equipo.

¿Qué cualidades debe tener un directivo?

Hay que ser líder. Que la gente se refleje en ti y quiera seguirte, tienes que ser una persona cautivadora, motivadora, que trabaje por la excelencia, que se permita también errar, que no tenga miedo a decir que se ha equivocado. Eso que a veces cuesta tanto, el pedir perdón, creo que un buen líder tiene que hacerlo.

Para que la empresa funcione tienes que amar a tu directivo. Si no es como ese que cuando se va el jefe aprovecha para tomar un café o para escaquearse. Eso se ve reflejado en el rendimiento de la empresa. Sin embargo, si alguien ve en su líder alguien a quien imitar, a quien seguir, esa es la clave del éxito. Yo también abogaría por los horarios, como madre de tres hijos, me gustaría que el horario fuese el que mejor le viniera a la persona. Un horario mucho más flexible del que hay ahora.

¿Crees que es importante reinventarse? ¿Deben las empresas reinventarse?

No es que puedan, es que deben. Es una obligación. El mercado lo requiere así. Por eso creo que me han invitado a dar mi conferencia, porque es necesario reinventarse. La vida es así, te obliga a ello.

En tu caso las redes sociales no jugaron un buen papel, ¿dónde crees que está el límite? ¿Cómo gestionaste estos conflictos en redes sociales?

Yo solo mandé un tweet nada mas diciendo que también me reía, que incluso había algún chiste que me había gustado como el de la chica explosiva, porque es verdad que soy una superviviente de una bomba. “Estoy a prueba de bomba”, esa es una broma que siempre hemos hecho mi madre y yo, somos las primeras que nos hemos reído de nosotras mismas. Hay que reírse de uno mismo. Ahora, comprendo que haya personas que se sientan ofendidas. Mientras sea un chiste, bienvenido sea. Lo que sí hay que poner límites es a la exaltación del odio, del terrorismo. Ha habido comentarios, que no eran chistes, y que se ha condenado a quien los ha hecho, y no me parece mal, porque de alguna forma hay que limitar a uno que tiene odio, se lo contagie a otro y lo esparza.

¿Es realmente posible con todo el ruido que generan las redes sociales poder llegar a ver el mundo realmente como es?

Es posible, apagando el móvil. Hay que mirar a la gente a la cara, hay una generación que ya no se atreve a hablar en persona, es todo con pantalla, con mensaje. Hay que poner freno. Las redes sociales están muy bien para lanzar mensajes y para estar conectados con cualquier parte del mundo, pero hay que saber desconectar.

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