¡Danger! ¡Toxic people! El arte de no morir envenenado

Enrique Llimona Valonero

¿Cómo? ¿Pero es posible que existan personas tóxicas?

Lo cierto es que sí, de hecho, en cierto modo la toxicidad nos rodea de forma continua y corremos un alto riesgo de acabar siendo envenenados o incluso de llegar a envenenar nosotros a nuestros propios clientes y compañeros.

Llamamos a una persona tóxica a aquella que desarrolla conductas orientadas a conseguir resultados, por ejemplo vender (dentro o fuera de la empresa), utilizando el chantaje emocional entre otras argucias que, aunque a corto plazo pueden ser efectivas,  a medio o largo plazo suelen tener consecuencias nefastas tanto para la propia persona y su ámbito relacional como para sus resultados futuros.

Este tipo de comportamiento puede llegar a convertirse en un verdadero cáncer para un para cualquier  persona que se relacione de forma habitual, tanto en el entorno profesional como en el familiar, vamos, para todo el mundo.

¿Cómo puedo saber si soy tóxico?

Bueno, creo que lo primero que deberíamos  tener claro es que todos tenemos un cierto grado de toxicidad. Digamos que es  algo que «viene de serie» pero en lo que se puede trabajar y lograr disminuir con el tiempo.

A continuación os presento algunas señales identificables que nos facilitan saber qué nivel de toxicidad tenemos.

1. Las personas altamente tóxicas suelen ser muy egocéntricas, esto quiere decir que un gran porcentaje de su tiempo están hablando  de sí mismas. Esto es una clara evidencia o muestra de que tienen un claro exceso de ego.

2. Suelen vivir en una queja constante y con un discurso pesimista y negativo. Por tanto, tienen la habilidad de, no importa en la situación en la que se encuentren, siempre ver lo malo y convertirlo en lo principal y único.

3. Visto con cierta perspectiva puede llegar a resultar hasta gracioso, ya que no importa de lo que se hable, este tipo de personas siempre han sido víctimas de alguna situación injusta hacia ellos. Esto lo hacen para satisfacer su imperiosa necesidad de ser siempre el centro de atención.

4. Pero no queda ahí la cosa no, el tóxico, en lo más profundo de su ser, piensa que la vida es dura y el mundo es injusto y está contra él o ella.  Su situación no es más que una consecuencia de un complot desarrollado por las personas con las que se relaciona. Para la persona tóxica todo el mundo se mueve por un interés egoísta. No son autocríticos con ellos mismos…básicamente se consideran personas perfectas que intentan ser engañadas de forma continua. “Menos mal que estoy alerta permanentemente y me doy cuenta de los numerosos aprovechados que existen a mí alrededor”.

5. Los sentimientos más comunes  que ejercen la función de motor en las personas tóxicas son la envidia, los celos y, como no, la soberbia.  Viven anotando traiciones que  construyen a través de una interpretación sesgada de los hechos. No se alegran de las conquistas de los amigos y compañeros de trabajo porque internamente viven pendientes de sus propias carencias, y los éxitos de los demás lo único que hacen es recordárselas. Por tanto para el tóxico su infelicidad es culpa de los demás…y cuanto mejor les vaya peor estará el.

6. Lo más triste es que este tipo de personas son permanentemente infelices ya que su modo de pensar les impide vivir en armonía con el entorno.

7. Son personas que no tienen nada que aprender… no sienten ni la necesidad, ni la curiosidad, ni la más mínima inclinación a dejar ver entre bastidores que no son perfectos.

8. No piden ayuda para cambiar ellos ya que no identifican en ellos la necesidad de cambio alguno. Protestan o realizan chantajes emocionales para conseguir cambios en las personas con las que se relacionan culpándolas y responsabilizándolas constantemente de su malestar interior.

9. Al margen de los síntomas de toxicidad comentados se puede observar la tendencia que suelen tener a realizar coaliciones entre ellos.  Al coaligarse refuerzan sus formas de pensar y se afianzan en su posición de víctimas frente a un mundo injusto hacia ellos.

10. Este tipo de personas tienen la habilidad de hacer sentir mal a las personas que les rodean proporcionándoles siempre una salida a ese malestar, que no es otra que la concesión de sus intereses.

Habréis podido observar que a lo largo del artículo he ido repasando algunas de las claves para identificar a personas tóxicas hablando siempre en tercera persona… lo cierto es que es uno de los errores más típicos en los que incurrimos las personas tóxicas. Efectivamente, todos tenemos algo de toxicidad contra la que luchar, todos contenemos algo de veneno, ya sea porque hemos sido contagiados por alguien, o porque lo hemos generado nosotros mismos.

Esto no tiene por quéser preocupante ya que, desde que las emociones forman parte de la conducta humana, podemos ocasionalmente «caer» en este tipo de comportamientos destructivos con nosotros mismos y con los demás.

Pero…si convivimos con una persona tóxica… ¿Es posible cambiarla?

Sería estupendo que existiesen algunas píldoras que permitiesen a las personas ser un poquito autocríticas, pero no las hay. Es más, me atrevería a decir que externamente es imposible cambiar a una persona tóxica. No debemos olvidar que mediante el desarrollo de dicho comportamiento este tipo de personas han ido consiguiendo a lo largo de su vida gran parte de sus intereses.

En este caso el cambio sólo es posible desde el interior. Sólo mediante la identificación propia de la necesidad de cambio. No es fácil que una persona tóxica cambie, ya que para ello debería  realizar una profunda autocrítica y no es una de sus cualidades fuertes.

En la actividad comercial y en el mundo empresarial las relaciones tóxicas están al orden del día. No son generadoras de resultados sino más bien de situaciones problemáticas que no suelen terminar especialmente bien.

¿Qué puedo hacer con el veneno que llevo dentro?

1.       Trabaja desde tu interior identificando comportamientos tóxicos en tu conducta y forma de pensar cotidiana porque solo tú tienes el remedio.

2.       Pide “feedback” a personas de confianza de tu entorno más cercano para averiguar  cuál es tu nivel de toxicidad.

3.       Analiza si te mueves en un entorno relacional donde el chantaje emocional está al orden del día… ¡Ojo que ese tipo de actitudes es contagiosa!

4.       ¡No intentes cambiar a una persona tóxica! No conseguirás nada excepto agotarte.

5.       Busca activamente a personas que te aporten valor y ponte a su servicio. Es una forma práctica y eficaz de aprender a desarrollar nuevas conductas.

¡Recuerda! Cada día es una nueva oportunidad para cambiar, una nueva oportunidad de mejora, un regalo, un mensaje claro que a veces nos olvidamos de leer… un antídoto natural… un tiempo extra para poder extraer el veneno que llevamos dentro.

¡Ánimo y fuerza!

Enrique Llimona Valonero

Enrique Llimona Valonero

ACTIVIDAD ACADÉMICA

Diplomado en Ciencias Empresariales (Universidad de Sevilla). Licenciado en Ciencias del Trabajo (Universidad de Huelva). Diplomado en Dirección de Empresas (Instituto Internacional San Telmo).

ACTIVIDAD LABORAL

1999 Midec Servicios: Gestor de Cuentas. 2001 Instituto Británico de Sevilla: Responsable de Marketing. 2002 Iturri, S.A: Comercial. 2006 Dopp Consultores, S.L: Consultor.

ACTIVIDAD PROFESIONAL

Diseño y realización de programas de entrenamiento individuales, así como impartición de seminarios, conferencias y cursos relacionados con el desarrollo de competencias profesionales.

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