Milongas sobre la motivación de los comerciales.
Conforme acumulas años en la vida es más difícil que te creas las milongas que te van contando. Y en esto de cómo son los comerciales y su motivación, he ido acumulando una cuantas que me apetece explicaros.
La primera es que el buen comercial se hace: mentira. El buen comercial, el que realmente es bueno, lo lleva en la sangre, se le nota a la legua y te vende hasta su madre si hace falta. Es indudable que podemos mejorar la técnica de una persona que trabaje de comercial, pero al que le gusta, no sólo adquirirá esos métodos con cierta facilidad sino que acabará creando un estilo propio porque, si hay algo destacable de la venta, es que los secretos para lograrla son ilimitados o hay tantos como comerciales existen.
La segunda milonga es creerse que los buenos comerciales son baratos: mentira. Los excelentes comerciales son caros por definición, mejor dicho, cobran mucho pero en absoluto son caros, dada la elevada rentabilidad que logran. Así que si te planteas fichar a un comercial y no te pide un gran salario, quizás te convenga tener en cuenta esta observación porque es probable que no sea tan bueno. Es más, yo te diría que tires la casa por la ventana si así conviene para hacerte con los servicios de los mejores para tu equipo.
La tercera milonga es creerse que a los comerciales le gustan tanto los incentivos materiales como el dinero: mentira. Un buen comercial quiere ganar dinero y cuanto más gane, mejor, y al mismo tiempo, más alto tendrá su ego. Y lo más importante, más querrá ganar. Claro que les gusta que les regalen viajes fantásticos a países exóticos, planes de pensiones… pero no nos engañemos una vez más: no hay nada que les motive más que el dinero.
La cuarta milonga es que se puede confiar ciegamente en un comercial: mentira. Un buen comercial puede hacer bien su trabajo, puede ser muy cumplidor… lo que queramos, pero si en un momento dado tiene que mentir para salvar su pellejo, lo hará. Por tanto, siempre hay que medir lo que nos digan, pese a que me atrevería a decir que este tema es también genético.
La quinta milonga es creer que los comerciales no necesitan que les des cariño: mentira. Lejos de la imagen que tenemos de que los comerciales son tipos duros, de gran aguante, los comerciales necesitan mimos. Y más que mimos, diría que mimos específicos, porque lo que te puede funcionar con unos no lo hará con otros. Y es que el comercial necesita sentirse especial y el centro del universo en todo momento.
Todos estos matices hacen que los comerciales sean unos seres especiales, fantásticos y cada vez más valorados, pero no quiero seguir con halagos, no vaya a ser que acabe explicándoos una milonga, que es justo lo contrario de lo que pretendía, ¿no creéis?
Enhorabuena! Un magnífico post.
Discrepo en tres milongas la primera la tercera y la cuarta. Soy devoto de Hertsberg., Supongo que lo conocerá pero si no te recomiendo su lectura.