Miguel López Alegría: «Es más importante cooperar que competir»

Miguel López Alegría es una de las 500 personas en todo el mundo capaz de cumplir un sueño: despegar hacia el espacio para ver el otro lado de la tierra, desde donde parece «pacífica, bella, pero también frágil». Para este astronauta nacido en España, «desde el espacio las fronteras políticas no se ven, las posturas son insignificantes, y la pobreza, el hambre, y la intolerancia ética son casi invisibles».

Su experiencia en el espacio le lleva a asegurar que «el trabajo en equipo y el liderazgo son muy importantes», un trabajo en el que cree que debemos involucrarnos todos si queremos asegurar nuestro futuro: «Espero que sepamos ver que todos viajamos en la misma nave espacial».

¿Qué deberíamos aprender del trabajo colaborativo de la NASA?

Creo que el trabajo de equipo es fundamental para la NASA y para todas las empresas. Viajar al espacio me ha enseñado que es más importante cooperar que competir, cada uno debe dar lo mejor de sí mismo siempre pensando en el conjunto, saber trabajar en equipo aportando fortalezas y reconociendo puntos débiles.

Para una misión de transbordador la tripulación se suele incorporar un año antes del lanzamiento. Empezamos la fase de entrenamiento más serio y enfocado a las tareas particulares de la misión. Trabajar en equipo y el liderazgo es muy importante en esta fase: control del lanzamiento, control del vuelo, gestión de la misión y tripulación, así como la disciplina.

¿Qué deberían aprender los recursos humanos de las entrevistas que se hacen para los viajes de la NASA?

He hablado mucho de la selección, y creo que en ese trabajo hay una experiencia bastante amplia del tipo de persona que queremos. Creo que es muy importante que se contrate a la gente preparada para el puesto en cuestión y para eso hay que hacer una investigación más amplia.

La entrevista en sí es corta, pero la investigación que se hace es muy importante. Después de dos años como piloto de pruebas, me presenté a la selección de astronautas. Es una selección bastante rigurosa, pero a la vez los requisitos son simples: hay que tener una carrera en un campo técnico (ciencias, matemáticas, ingeniería), cierta experiencia en ese campo y pasar unas pruebas médicas como altura y peso. No parecía muy difícil, pero hay miles de solicitantes y hay un proceso para reducir el número hasta 100. A esas 100 personas les invitan a una entrevista en el Centro de la Nasa. Se pide al entrevistado que se siente en la intersección de la mesa, en forma de T. La entrevista es una conversación en la que tienes que contar la historia de tu vida, pero la pregunta decisiva es siempre: ¿Quieres pasar seis meses con esta persona en el espacio?

Antes de subir al espacio pasáis por un proceso de aprendizaje en equipo, ¿puede ser este un punto fuerte para las empresas que aún no se ha explotado? 

Se debe, pero normalmente no tenemos ese lujo porque no hay tantos astronautas que formen un equipo. Todas las personas tienen o la experiencia, o la capacidad o las dos cosas para trabajar en equipo. Si puedes coger una persona brillante y otra un poco menos inteligente pero que trabaja mejor en equipo, yo optaría por la última.

Cuando me seleccionaron tras varios intentos como astronauta, empezamos a entrenarnos 21 hombres, 3 mujeres, 10 pilotos, 4 médicos, 5 científicos, 4 ingenieros y 1 veterinario. La tarea era aprender a manejar el transbordador espacial. Uno por uno, íbamos aprendiendo el funcionamiento de los sistemas. La exposición a factores estresantes como llevar equipos distintos, una máscara de oxígeno, un casco o un paracaídas, ayuda mucho a la gente que no tenía mucha experiencia a aprender a adaptarse a estas condiciones. 

Estamos en constante comunicación. Es un trabajo de equipo masivo, que da una gran camaradería entre nosotros. Además, el entrenamiento sigue en otros campos: aprendemos cosas de salud, con el nivel parecido al de un paramédico, aprendemos a usar el brazo robótico que se usa para muchas tareas en el espacio, usamos aparatos de fotografía y de vídeo muy modernos para grabar las cosas que están pasando en el espacio. Tenemos que saber preparar comidas y bebidas, la higiene es distinta porque no tenemos agua corriente y tenemos que volver a aprender a lavarnos los dientes y ducharnos.

¿Qué habilidades y recursos de un astronauta deberíamos tener los trabajadores de una empresa?
Yo creo que no importa la profesión, siempre hay que llevarse bien con los compañeros, entender la tarea y tener la capacidad de aprender rápido.

Se habla mucho de las misiones a la NASA.¿Crees que los vuelos espaciales pueden ser un nicho para las empresas?
Yo espero que sí. Estoy trabajando con empresas que tienen eso como su reto, que están intentando hacer un mercado y ganar dinero a partir de vuelos espaciales. Estoy convencido de que sí.

¿Cómo se gestiona el tiempo en el espacio?
Todo está muy programado. Tenemos un equipo en tierra que hace un plan y lo envía por una herramienta electrónica que tenemos. Todo empieza por un documento sobre los requisitos de la misión y qué queremos hacer. Según el volumen de trabajo, se va dividiendo entre los tripulantes. Los que son más apropiados hacen un experimento u otro, y tu ‘jefe’ te va diciendo lo que tienes que hacer.

Hablando del tiempo y el riesgo, ¿Cómo gestionáis el riesgo?
Hay un sistema totalmente desarrollado para la gestión de cada riesgo. Primero se identifica el riesgo, y se determina que herramienta vamos a utilizar para minimizarlo. Vamos siempre revisando el riesgo y el control y hay una medida que es por un lado la probabilidad de ese riesgo y por otro el impacto. Por eso, si hay uno arriesgado pero muy importante, se sigue muy de cerca.

No sentimos miedo, sentimos expectación, quizás un poco de ansiedad y mucha emoción, hemos esperado toda la vida. El jefe de lanzamiento, antes de despegar, pregunta a todos los equipos uno por uno si todo está listo: el vehículo, la meteorología, el sistema de seguridad, pistas de aterrizaje de emergencia en Europa y África y hasta los satélites de comunicación. Cuando está convencido manda que empiece la cuenta atrás.

¿Qué se piensa cuando estás en el espacio?
Depende, las misiones de transbordador son un poco distintas: estamos siempre a tope. Si no estamos durmiendo estamos trabajando. Cuando estamos en una misión más larga, trabajamos cinco días y medio.

¿Qué haces en los ratos libres que puedas tener?

Vemos el marrón de los desiertos, el blanco de las nubes y las nieves, el verde de las selvas tropicales, vemos tormentas, glaciares, auroras boreales. Y nos llama la atención el gris aburrido de las ciudades. También vemos y nos impactan las construcciones de los seres humanos, puentes, carreteras…

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